Amman, Jerash y el norte de Jordania

 
Jordania, montaña, desierto y mar
 
Jordania es un país que combina cultura, historia, religión y aventura… y donde se puede disfrutar de la montaña, del desierto y del mar, en un mismo viaje. La antigua ciudad nabatea de Petra, excavada en la piedra, ha sido la imagen más famosa del país durante mucho tiempo, pero está tierra ofrece muchos más atractivos para el viajero de nuestros días.


 
 



Como un puente entre el mar y el desierto, Jordania es una tierra de belleza cautivadora y contrastes: desde el fértil y siempre cambiante valle del Jordán, hasta los cañones del remoto desierto, inmenso e intemporal.






El visitante puede explorar castillos de los omeyas o de los cruzados, dejarse seducir por la magia del desierto lunar de Wadi Rum, bañarse en el mar Rojo o flotar en las aguas del mítico mar Muerto, junto a uno de sus fabulosos complejos hoteleros con spa.
 





Por otra parte, los amantes de la aventura pueden disfrutar de paseos a caballo, rutas de senderismo y safaris en vehículos 4x4.  Una deliciosa gastronomía basada en la dieta mediterránea y productos de calidad, servicios de profesionales guías de habla hispana y transporte de lujo; así como hoteles de categoría internacional completan la oferta turística de Jordania, además de buenas compras.

Amman, ciudad de las siete colinas

Al igual que Roma, Amman fue concebida sobre siete colinas o jebels, aunque en la actualidad se extienda sobre 19. En el siglo XIII a. de C. Amman, conocida como Rabbath Ammon, fue capital de los amonitas. Más tarde fue conquistada por los asirios, seguidos por los persas hasta que llegaron los griegos, que la llamaron Filadelfia.






En el siglo I Filadelfia cayó bajo control romano formando parte de la Decápolis, una liga de diez ciudades libres grecorromanas leales a Roma. Sede episcopal en el año 324, Amman floreció bajo los omeyas y los abásidas. En 1921 el rey Abdullah I de Jordania la convirtió en sede de su nuevo gobierno y más tarde en capital del reino hachemita.




Aún así, Amman siguió siendo una ciudad pequeña hasta 1948. Desde entonces, la población ha ido creciendo como resultado del influjo de refugiados palestinos y las zonas residenciales se han ido expandiendo hacia las colinas o jebals circundantes.







Amman es el lugar ideal desde donde realizar excursiones regresando el mismo día. A casi todos los lugares turísticos de Jordania se puede llegar en un día desde Amman, incluso Aqaba, el punto más lejano, esta a tan solo tres horas y media de la capital.


 


La mejor forma de orientarse en la ciudad es guiándose por los jebals o colinas. La colina principal es Jebel Amman, el lugar donde se encuentran las embajadas y algunos hoteles de lujo. Las plazoletas llamados “Circles” están numerados en dirección oeste desde Downtown (centro antiguo, zona que rodea la mezquita de Hussein y el teatro romano) desde el 1er al 8º “Circle”.

Museos y monumentos de Amman

La Ciudadela: Restos del templo de Hércules, de una iglesia bizantina y de un palacio Omeya. 




 Museo Arqueológico de Jordania: Colecciones que datan desde tiempos prehistóricos hasta el siglo XV.



Teatro Romano: Construido en el año 151 con una capacidad para 6.000 espectadores. Aloja dos interesantes museos: Museo del folclore Jordano: Exhibe indumentaria jordana, mobiliario, instrumentos musicales y artesanía del siglo XIX y el Museo de Tradiciones populares: Exhibe indumentaria y joyería jordana con más de 100 años de antigüedad.





Foro romano: De la plaza pública rodeada por el teatro romano y el odeón, que fue en su época la mayor del imperio. Odeón: Adyacente al teatro se haya el Odeón (siglo II). El Ninfeo: Restos de la fuente monumental principal de la antigua Filadelfia (año 191).

Gran Mezquita del Husseini: De la época otomana que fue reconstruida en 1924 sobre los restos de otra mezquita.

Dar al Funun: Se trata de una antigua iglesia bizantina reformada, en la que podemos admirar arte contemporáneo y tomar un café.



Restaurantes

Amman cuenta con una amplia oferta culinaria desde pequeños restaurantes en el centro (downtown), pasando por los de comida rápida occidental, a otros más caros de cocina árabe e internacional, terminando por los de moda alojados en los grandes hoteles. Los complejos tipo Kan Zaman (autovía del aeropuerto), ofrecen una buena alternativa con talleres y tiendas de artesanía, así como restaurantes de cocina árabe amenizados con música y bailes locales.



  
Vida nocturna y espectáculos

Amman posee una gran variedad de bares desde elegantes pubs de hoteles hasta otros populares escondidos en las callejuelas del centro. Por otra parte, los barrios de la parte alta ofrecen la posibilidad de tomar una copa en lugares más elegantes, aunque más caros.





También se puede ir a alguno de los locales de copas y discotecas de moda del circuito social de los jóvenes jordanos. Los jueves por la noche es cuando se sale. Además, la capital cuenta con un buen panorama artístico que incluye conciertos de música clásica occidental y árabe, bailes folclóricos jordanos, representaciones teatrales, etc.

Compras
Es uno de los mejores puntos de Jordania para realizar compras ya que ofrece modernos centros comerciales, buenas tiendas de artesanía, fábricas de cristal, de cerámica, etc.




Jerash, la Pompeya de Oriente

Gerasa una de las ciudades de la Decápolis, liga de diez ciudades-estado grecorromanas libres y leales a Roma.



Sus ruinas representan una de las ciudades romanas más importantes y mejor conservadas de Oriente Medio, junto con Palmira en Siria y Baalbeck en el Líbano.




Recientes excavaciones muestran que Jerash ya estaba habitada durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro ( 3200 a. C. - 1200 a. C.). Después de la conquista romana, en el año 63 a. C., Jerash y sus contornos fueron anexionados a la provincia romana de Siria, y más tarde se integró en la Decapolis. En el año 90 d. C. se incorporó a la provincia de Arabia, que incluía la ciudad de Filadelfia (actual Amman). Los romanos garantizaron la paz y la seguridad en el área, lo que permitió a sus habitantes dedicar su tiempo y sus energías al desarrollo económico y a la construcción.




En la segunda mitad del siglo I, la ciudad de Jerash alcanzó una gran prosperidad. En 106 el emperador Trajano construyó calzadas que atravesaban las provincias, lo que incrementó las actividades comerciales de la ciudad. Adriano visitó Jerash en los años 129-130. Una inscripción latina registra la dedicatoria religiosa hecha por miembros de la guardia imperial que invernaron allí. El arco de triunfo -o Arco de Adriano- fue erigido para solemnizar la visita.




Los habitantes de Sakib y otros pueblos antiguos de la región de Gerasa estaban entre los fundadores de la moderna ciudad de Jerash, en el siglo XIX, un fuerte terremoto en el 747 dC destruyó gran parte de Jerash, mientras que los terremotos posteriores a lo largo de las guerras y la agitación contribuyó a más destrucción. Su destrucción y las ruinas quedó enterrado en la tierra durante cientos de años hasta que fueron descubiertos por el orientalista alemán Ulrich Jasper Seetzen en 1806 AD para comenzar la excavación y para devolver la vida a la altura de Jerash actual.



Luego siguió 70 años después de que la comunidad de los musulmanes, circasianos, que emigró a Jordania desde la tierra de la región del Cáucaso en el año 1878 dC, después de la guerra ruso-otomana. Y una gran comunidad de la gente de Siria a principios del siglo XX.



La ciudad alcanzó un tamaño intramuros de 800.000 metros cuadrados. En el año 614, la invasión persa fue la causa del rápido declinar de Jerash. Sin embargo, la ciudad conoció un nuevo período de esplendor durante la época omeya, como han demostrado recientes excavaciones. En 746, un gran terremoto destruyó gran parte de Jerash y sus alrededores.


Durante la época de las Cruzadas, algunos de sus monumentos fueron convertidos en fortalezas, entre ellos el Templo de Ártemis. Continuaron existiendo pequeños asentamientos en la ciudad durante las épocas de los ayyubíbes, mamelucos y otomanos, y en 1878 se instalaron en su territorio circasianos. Desde la década de 1920, las excavaciones y restauraciones de la ciudad han sido casi continuas.


Los más destacados monumentos de la ciudad son:
Arco de Adriano. Se halla en la entrada principal de la ciudad. Fue construido para conmemorar la visita del emperador Adriano a Jerash en el año 129.
La Plaza Oval. Mide 90x80 m., está rodeada por una ancha acera y un conjunto de columnas jónicas que datan del siglo I.
Calle de las Columnas. Conserva el pavimento original, el Cardo, de unos 800 metros de longitud.
Los templos dedicados a Zeus y Ártemisa.
Catedral. Antiguo templo de Dionisio, destaca la monumental puerta del templo lujosamente tallada, data en el S. II. En el siglo IV, el templo fue reemplazado por una iglesia.
Ninfeo. Fuente ornamental construida en el año 191, dedicada a las ninfas.
Teatro del Norte. Se construyó en el año 165. Su parte frontal es una plaza con columnas y por una escalera se accede la entrada. Originariamente tenía sólo 14 filas de asientos.
Teatro del Sur. Construido durante el mandato del emperador Domiciano, entre los años 90 y 92. Tiene un aforo superior a las 3.000 personas.
Hipódromo. El Circo tiene diez puertas de salida (carceres), en contraste con las doce habituales, que han sido reconstruidas. El resto de sillares que faltaban se han extraído y tallado de nuevo. Las gradas (cavea) tenían 4 m de profundidad y 16 filas de asientos. Tenía un aforo para 15.000 espectadores que, según cuentan, hablaban griego incluso durante la dominación romana. Actualmente se recrean carreras y espectáculos que recrean la época romana.
También: dos baños, varios templos de menor importancia y unas murallas casi completas. La mayor parte de estos monumentos fueron construidos gracias a donaciones de los habitantes más ricos de la ciudad.


Desde 350 hubo en la ciudad una importante comunidad cristiana y entre 400 y 600 se construyeron más de trece iglesias, muchas de ellas con ricos suelos de mosaico. La catedral fue construida en el siglo IV. Por la calidad y grado de conservación de sus restos arqueológicos, se ha llamado a Jerash la Pompeya de Oriente.
El triangulo de la Fé
Madaba, ciudad de los Mosaicos

A sólo 30 kilómetros de Amman, por una carretera de 5.000 años de antigüedad conocida como el Camino de los Reyes, se encuentra Madaba, la ciudad de los Mosaicos.



Más conocida por sus espectaculares mosaicos bizantinos y omeyas, en Mádaba se encuentra el famoso mapa de mosaico de Jerusalén y Tierra Santa del siglo VI. Formado por dos millones de piezas hechas con piedra local de vivos colores, muestra colinas y valles y pueblos y ciudades hasta el delta del Nilo. 




El mapa de mosaico de Mádaba cubre todo el suelo de la iglesia ortodoxa griega de San Jorge, situada al noroeste del centro de la ciudad. La iglesia se erigió en 1896, sobre los restos de una iglesia bizantina anterior del siglo VI dC. El panel de mosaico que enmarca el mapa medía originalmente 15,6 m X 6 m, unos 94 m2 aunque hoy día sólo se conserva una cuarta parte del mosaico original.




Otras magníficas obras en mosaico destacan: los de la iglesia de la virgen y los apóstoles, y los del Museo arqueológico que muestran una gran profusión de flores y plantas; aves y peces; animales y bestias exóticas sin olvidar las escenas mitológicas y las escenas de caza, pesca y agricultura de la vida diaria. Existen literalmente cientos de mosaicos de los siglos del V al VII, repartidos por todas las iglesias y casas de Mádaba.




Para continuar con la política del país de conservación y restauración de sus mosaicos, se ha creado el parque arqueológico de Madaba que incluye el museo de Mádaba que posee restos de algunas iglesias bizantinas, incluyendo los excepcionales mosaicos de la iglesia de la virgen y la sala de Hipólito, parte de una mansión del siglo VI.





Cerca de la iglesia de la virgen, se encuentra la Escuela del mosaico de Mádaba, que funciona bajo el mecenazgo del Ministerio de turismo. Siendo el único proyecto de este tipo en Oriente Próximo, la escuela forma a los artesanos en el arte de crear, reparar y restaurar  los mosaicos.





Monte Nebo

El Monte Nebo o Siyagha, tal y como se denomina localmente, es el punto más elevado de esta parte del antiguo Reino de Moab. En un día despejado, se puede apreciar una magnífica panorámica, que transcurre desde el Mar Muerto y el Valle del Jordán hasta las montañas situadas al otro lado de la factura del Jordán, divisándose las torres de Jerusalén en el horizonte.





La cumbre de la montaña se ha identificado como el lugar desde el que Moisés divisó la región de Canaán, a la que Dios le había prohibido entrar. Se dice que fue ahí donde murió y fue enterrado. Aunque con ciertas reservas, en una cita en el libro apócrifo de los Macabeos, se sugiere que el Arca de la Alianza se enterró definitivamente en el Monte Nebo.




Hacia el 384 d.C., Egeria, una intérprida mujer de la parte occidental de Europa, visitó el Monte Nebo durante una extensa peregrinación cristiana, sobre la que escribió un crónica en su diario. Partiendo desde Jerusalén en burro, cruzó el río Jordán para, después, escalar esta montaña, la mayoría del tiempo, a lomos del burro aunque tuvo que subir a pie las partes más empinadas.








En la cumbre, encontró una iglesia "no muy grande", custodiada por varios "santos varones" que le aseguraron que "el santo Moisés está enterrado aquí" y que "las fuentes que lo afirman son sus predecesores".




Menos de 100 años después, otro peregrino, Pedro el Ibero, Obispo de Gaza, habló de "un venerable y enorme templo" con "muchos monasterios" alrededor. Sin embargo, las indicios arqueológicos suguieren que se trata de la misma iglesia que Egeria vio; la diferencia de tamaño es simplemente una cuestión de percepción. En 1864, el Duque francés Luynes visitó las ruinas en Siyagha, que describió en Voyage d´exploration à la Mer Morte, à Petra et sur la rive gauche du Jourdain para alentar a más viajeros a seguir sus pasos.





 
Poco después del descubrimiento del diario de Egeria en 1886 y su posterior publicación al año siguiente, a lo que siguió en 1895 el redescubrimiento de la biografía de Pedro el Ibero, el interesés por la zona se vio en aumento. El resultado fue la adquisión del Monte Nebo en 1932 por parte de La Custodia Franciscana de Tierra Santa. Bajo sus auspicios arqueológicos, la investigación comenzó un año más tarde.
 




Las excavaciones han revelado un grupo de edificios monásticos alrededor de una basílica del siglo VI, que se agrandó en el siglo VII. Dentro de la iglesia, restan una capilla del siglo IV (probablemente la que describieron Egeria y Pedro el Ibero), eregida sobre una esctructura anterior, que podría haberse tratado de un mausoleo.




 
El lugar parece haberse abandonado en el siglo IX. Desde 1976, bajo la dirección del Padre Michele Piccirillo, se encontraron varios mosaicos más; en particular, un magnífico y gigantesco pavimento que data del siglo VI, de coloridas representaciones tanto de personas como de animales. Su extraordinario estado de conservación se atribuye, sin duda alguna, al hecho de haber permanecido enterrado durante siglos bajo un mosaico posterior.
Betania, el lugar de fue bautizado Jesús
Tras firmar la paz Israel y Jordania el 26/10/1994, se reemprenden las campañas de exploración arqueológica., el equipo que dirige el profesor Mohamad Waheed respaldado por el Departamento de Antigüedades de Jordania comenzó a trabajar en las mesetas cercanas al río Jordán y descubrieron entre otras cosas un sistema de basílicas con sus correspondientes baptisterios y canalizaciones.
 
 
Este lugar ha sido calificado por un grupo de arqueólogos de reconocida autoridad a nivel internacional, como el lugar en el que San Juan bautizó a Jesús. En otras religiones: egipcia, babilónica, persa e hindú entre otras, al igual que en el cristianismo está presente el simbolismo del agua como signo de purificación y vida. Determinadas ceremonias en las que el bautismo está presente datan de la época prehistórica.
 




Para los pueblos asentados a las orillas del Eúfrates y Ganges, estos dos ríos tienen el mismo significado simbólico que el Jordán para cristianos y judíos. El baño sagrado además de purificar y limpiar viste de intangible vida divina.







Es un gran descubrimiento tanto a nivel espiritual como científico y tras él los arqueólogos han reconstruido la ruta de los primeros cristianos desde Jerusalén ,al Monte Nevo ( Se piensa que ahí está la tumba de Moisés), pasando por Jericó, el río Jordán, Betania, Livias e Hisbán.


Entre lo encontrado está un sistema de canalización de agua; por medio de conductos de cerámica llevaban agua desde varios kilómetros al sureste hasta este lugar y se usaba para las abluciones o bautismos y servia de complemento parauna enorme fuente que manaba en Betania y los peregrinos la llamaban fuente de Juan el Bautista.



Estos descubrimientos han permitido también confirmar la presencia humana en estos lugares desde la Primera Edad de Bronce. El descubrimiento de los restos un monasterio Bizantino de los siglos (V y VII) les permitió encontrar varias inscripciones que conmemoraban la vida y obra de San Juan Bautista. En la bíblia narran:" Juan accedió a bautizar a Jesús (...) salió del agua; y en esto que los cielos se abrieron y vio al espíritu de Dios descender en forma de paloma y posarse sobre él. Y se oyó una voz del cielo: Éste es mi hijo amado, mi predilecto".
 
 
Los descubrimientos han corroborado las afirmaciones bíblicas y permiten afirmar que San Juan bautizó en varios lugares de Betania a orillas del río Jordán. Eremitas, monjes ortodoxos y nativos guardan memoria de algunos de estos hechos.






  La cerámica y monedas encontradas permiten establecer su uso en tiempos de Juan el Bautista (siglo I a. De C). Hasta el s. I d. C. La colina de Betania se señala como el punto en el que el profeta Elías subió al cielo “un carro de fuego con caballos de fuego (...) pasó y Elías fue arrebatado en un torbellino hacia el cielo”, para los teólogos Elías fue arrebatado en cuerpo y alma y todavía no ha muerto, estaría en una región de la tierra desconocida para los mortales



Visita del Papa Benedicto XVI a Betania
Benedicto XVI aprovechó este domingo su visita al lugar en el que fueron bautizados Jesús y los primeros cristianos, en Jordania, para pedir a los fieles de Oriente Medio que favorezcan el diálogo sin renunciar a sus derechos. En el tercer día de su visita a Jordania, el Papa, acompañado por el rey Abdala II y la reina Rania subieron a bordo de un vehículo para visitar los lugares de Wadi Jarrar donde, según las escrituras, el primo de Jesús, Juan el Bautista, bautizó a los primeros cristianos.






Miles de fieles se reunieron en Wadi Jarrar, que significa 'el valle melodioso', situado en los vestigios de la Betania bíblica a unos 60 kms de Amman, situada a 350 metros sobre el nivel del mar.

El convoy del Papa se detuvo frente a las pilas bautismales, mientras que un guía del ministerio de Antigüedades hacía una presentación sobre el estado del lugar. Una coral entonó himnos religiosos al acercarse el convoy a la plaza donde miles de fieles se hallaban congregados. Una multitud entusiasta intentó acercarse al vehículo del Papa, mientras este hacía el gesto de la bendición. Luego bendijo las primeras piedras de dos iglesias, una del rito latino y otra del rito greco-melkita.





El sitio de Wadi Jarrar, así como el de Qasr el Yahud, situado en una zona militar israelí cerca de Jericó, en la margen occidental del río Jordán, han sido designados por el Vaticano como los lugares más probables del bautismo de Jesús.







Unas excavaciones permitieron exhumar en 1997 en Wadi Jarrar nueve iglesias de la época bizantina, así como una capilla que podría datar de la época romana. Además en los últimos años fueron halladas grandes pilas bautismales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario